La historia de la mujer en el deporte no ha sido nunca fácil y su incorporación en las distintas disciplinas deportivas siempre ha estado ligada a las circunstancias sociológicas, políticas y económicas de cada época y país. En el caso del sófbol femenino su suerte ha estado ligada a la situación de la mujer en EEUU, la cuna de este deporte, siendo un reflejo del avance de sus libertades.

La primera mención a la participación de la mujer en el sófbol data de 1895. Unos treinta años antes, en 1866, el Vassar College de Poughkeepsie, Nueva York, presentó sus primeros equipos de béisbol femenino amateur. Pero si nos centramos en el sófbol el primer equipo femenino se formó en el West High School de Chicago en 1895, aunque no tuvieron entrenador hasta 1899, cuando alcanzaron el nivel para jugar de manera competitiva.

En 1900 se organiza en el Oeste de Chicago la primera liga del llamado béisbol indoor, el primer nombre que recibió el sófbol tal y como comentamos en el anterior artículo de esta serie, con la participación de los equipos de West Division, la primera novena en hacerse con el título, John Marshall y Joseph Medill. A pesar de todo estos dos equipos deciden no empezar la siguiente temporada y la liga desaparece.

 

Equipo de sófbol femenino de West Division, 1903. Fuente: ihsa.org

Equipo de sófbol femenino de West Division, 1903. Fuente: ihsa.org

 
El fin del béisbol indoor como una actividad interescolar entre chicas redujo su actividad a partidos esporádicos dentro de los propios muros de las High Schools. En 1912 hubo una serie de partidos entre equipos de distintas universidades, pero las autoridades insistieron que eran “asuntos cerrados” y no se permitía el público, ni siquiera el femenino. Después de la Primera Guerra Mundial hubo un repunte del sófbol universitario pero seguía sin estar organizado en ligas sino en partidos aislados.

 

Equipo de sófbol femenino de Marshall, 1912. Fuente: ihsa.org

Equipo de sófbol femenino de Marshall, 1912. Fuente: ihsa.org

 
Durante los años 20 ya se jugaba tanto en recintos cerrados como al aire libre, aún con pelota de 17 pulgadas, siendo el deporte más popular en las universidades en 1925. A pesar de que las autoridades universitarias prohibía las competiciones interescolares, el sófbol no paró de crecer entre sus estudiantes.

Y no lo hizo solo en el ámbito universitario, también fuera de él. Siendo un deporte nuevo, al igual que el baloncesto, fue más fácil para la mujer formar parte de él. Otros deportes ya instaurados desde hacía más años, como el fútbol americano y el béisbol, ya eran territorio masculino y el acceso de la mujer a ellos se hacía más complicado. Era especialmente difícil la incursión femenina en deportes colectivos pues debían integrarse en equipos que con el tiempo ya se habían convertido en tradicionalmente masculinos o buscar jugadoras suficientes para crear uno propio, y lo más difícil todavía, esperar la formación de otro equipo para poder competir.

Los pocos intentos de integrar a jugadoras en el béisbol profesional acabaron en fracaso, no por las cualidades de las jugadoras sino precisamente como consecuencia de las mismas. El ejemplo más claro lo tenemos en la pitcher de 17 años Virne Beatrice “Jackie” Mitchell, jugadora del equipo de Ligas Menores Chattanooga Lookouts, cuyo equipo se enfrentó a los New York Yankees en un partido amistoso en 1931. Mitchell subió al montículo en el primer inning, relevando al abridor después de que cediera un doble y un sencillo. Le tocó enfrentarse ni más ni menos que a Babe Ruth y Lou Gehrig, dos de los bateadores más potentes de la MLB, eliminando a ambos vía strikeout. Un furioso Babe Ruth comentaría tras el partido:

“No sé que pasará si empiezan a dejar jugar a las mujeres a béisbol. Por supuesto, nunca lo harán bien. ¿Por qué? Porque son muy delicadas. Las mataría jugar a béisbol cada día.”

 

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Esta imperante misoginia se impuso y finalmente se declaró nulo el contrato de Mitchell en el béisbol profesional, alegando que era un deporte demasiado vigoroso para ella. Jackie se retiró entonces del béisbol profesional y se dedicó a jugar partidos de cariz casi circense en equipos ambulantes, como los exóticos House Of David, un equipo de una sociedad comunal que practicaban el celibato, no bebían alcohol y no se cortaban el pelo. Abandonó este mundo más del espectáculo que del deporte a los 23 años en 1937, después de verse jugando a béisbol encima de un burro. La All-American Girls Professional Baseball League, de la que hablaremos más adelante, le dio la oportunidad de volver a jugar en 1943.

Antes de jugar en Chattanoga Jakie Mitchell lo había hecho en un equipo de Bloomer Girls, equipos profesionales de mujeres que no jugaban entre ellas sino contra equipos masculinos en partidos de exhibición. Existieron centenares de equipos como las All Star Ranger Girls, las Philadelphia Bobbies, las New York Bloomer Girls o las Baltimore Black Sox Colored Girls. Ellas sí fueron ejemplo de integración y incorporaron como mínimo un jugador en su roster. La superestrella de St. Louis Rogers Hornsby empezó jugando en uno de ellos. A pesar de su buen nivel y ganar con frecuencia siempre se consideró que tenían bajo nivel y acabaron desapareciendo en 1934 tras más de 40 años de recorrido.

 

Las New York Female Giants, un equipo de Bloomer Girls fotografiado en 1913. Foto: Library of Congress

Las New York Female Giants, un equipo de Bloomer Girls fotografiado en 1913. Foto: Library of Congress

 
Esta situación era completamente distinta en el sófbol, amateur, de amigos, de vecindario, más nuevo y por tanto con menos recorrido para convertirse en territorio masculino. Entre los deportes de equipo en los que ya había equipos femeninos en los 1930s el sófbol fue el que más aceptación tuvo gracias a que, a diferencia del baloncesto, se incorporó a la mujer desde el primer torneo nacional. La diferencia en número entre equipos masculinos y femeninos seguía siendo grande, por ejemplo en el torneo de 1935 había 42 equipos compuestos por hombres frente a los 14 de mujeres.

Otro punto a favor de la integración fue que en torneos importantes como este se aplicaron las mismas reglas que en el sófbol masculino, a diferencia del baloncesto que obligaba a jugar con seis jugadoras de las cuales solo tres podían cruzar el medio campo.

Los 1930s fueron definitivamente una buena década para el sófbol femenino, siendo uno de los pocos deportes permitidos a las mujeres y en el que podían participar en igualdad de condiciones que los hombres. Los estadounidenses empezaban a asimilar la presencia de la mujer en el deporte gracias a los éxitos en los Juegos Olímpicos de la tenista Hellen Wills Moddy o la golfista Babe Didrikson Zaharias, lo que favoreció el incremento de equipos femeninos y la presencia de público no solo atraídos por la novedad de ver a mujeres compitiendo sino para dar su apoyo a la causa. Ayudaba el hecho que el sófbol era un deporte de comunidad y había menos reticencias por parte del público en ver a jugadoras cuando las conocían personalmente como familiares, vecinas o colegas del trabajo.

 

Jugadoras de Toronto Nymphs en 1930. Foto: Toronto Daily Star

Jugadoras de Toronto Nymphs en 1930. Foto: Toronto Daily Star

 
En algunos lugares el sófbol femenino era incluso más popular que el masculino y en las ciudades comenzaba a hacerse visible. Por ejemplo, en verano de 1938 el sófbol volvió a jugarse en su modalidad indoor ni más ni menos que en el Madison Square Garden de Nueva York, en partidos femeninos disputados cada dos semanas ante unos 10.000 seguidores y con las New York Roverettes como anfitrionas.

 

Minnie Pelletteri (izq), left fielder de las New York Roverettes, salta para llegar a primera. Marie Crane, la primera base de Toronto Langley-Lakesides vira en busca del doble play. Las Roverettes ganaron por 2-1. Nueva York, 13 de Agosto de 1938.

Cartel de un partido de sófbol en el Madison Square Garden entre las Cantaloupe Queens y las Roverettes. A la derecha Minnie Pelletteri (izq), left fielder de las New York Roverettes, salta para llegar a primera. Marie Crane, la primera base de Toronto Langley-Lakesides vira en busca del doble play. Las Roverettes ganaron por 2-1. Nueva York, 13 de Agosto de 1938.

 
Jugar en el equipo de sófbol de una empresa tenía también sus ventajas, hecho que animó a muchas jugadoras a probar y finalmente asentarse en este deporte. Era en parte glamoroso y algo más emocionante que lo que hacían las mujeres trabajadoras de los 1930s. Solo un 25% de las mujeres de EEUU trabajaba y las que lo hacían lo hacían en peores condiciones que sus colegas masculinos. Ellas no tenían el límite de cuarenta horas semanales, sus jornadas eran más largas sin cobrar extras, y eso que ya partían de un salario más bajo. Las mujeres casadas lo tenían aún más complicado a la hora de encontrar trabajo, pues los trabajos públicos se daban únicamente a una persona por hogar, siendo este siempre el marido, a no ser que se pudiera demostrar que era físicamente discapacitado.

Para las jugadoras de equipos de empresa la cosa era distinta, tenían más seguridad laboral y estaban bien valoradas por sus responsables. La mayoría eran solteras pero también había bastantes casadas y con hijos. Tenían buenos salarios y viajaban, quizás no mucho, pero podían aspirar a un viaje ocasional al Madison Square Garden o a Chicago. Para muchas de estas mujeres dejar por unos días su ciudad ya era una aventura. Lo único que se les pedía a cambio era jugar bien a sófbol e idealmente ganar algún campeonato para sus sponsors.

A finales de 1930 el sófbol estaba completamente asentado en ciudades como Cleveland o Chicago, y ya existían equipos consolidados como Jax Bandits, Raybestos Brakettes o Phoenix Ramblers, pero equipos de California como las Kriegs irrumpieron en la escena ganando el torneo nacional en 1939. El clima en ese Estado favorecía que se jugara al sófbol al aire libre prácticamente durante todo el año y de él emergían grandes deportistas de todas las disciplinas. Las universidades californianas diseñaban programas deportivos muy competitivos, además de ser los más modernos y abiertos de miras. Berkeley y Stanford hicieron historia en 1896 cuando permitieron jugar a las chicas a baloncesto entre ellas. Esto que parece tan lógico no se trasladó hasta el resto de universales y colegios hasta los años 30.

California tenía tantos equipos de sófbol fastpitch en 1940 que la ASA decidió dividir el Estado en dos. No eran los mejores ni los más ricos, pero su camino hacia la élite fue rápido, haciéndose con el dominio del deporte en poco tiempo con equipos como Orange Lionettes.

 

Orange Lionettes en 1939

Orange Lionettes en 1939

 
Todo estaba de cara, el sófbol estaba evolucionando, afianzándose, pero a finales del 1941 Estados Unidos entró de lleno en la Segunda Guerra Mundial, con lo que el país entró en un periodo bélico que afectó en todos los niveles. Y el sófbol no fue menos. No es que se detuviera completamente el reloj, pero sí relantizó su evolución. Muchos equipos no pudieron hacer frente a las restricciones de la guerra y acabaron por desaparecer, otros acortaron su temporada o limitaron sus desplazamientos debido a la reducción forzada del gasto en gasolina.

Bajo estas circunstancias la MLB vio también afectada su competición, pues más de 500 jugadores abandonaros sus equipos para servir al ejército. Muchos de ellos jugaron en equipos para entretener a los militares en EEUU o en el Pacífico. Estos equipos y los militares que jugaban en las bases internacionales en la guerra sembraron las semillas de la expansión del sófbol fuera de EEUU, en países como Holanda o Autralia. Las restricciones de la guerra obligaban a que las luces de los campos estuvieran a muy baja intensidad con lo que se limitaron los partidos nocturnos. El panorama para la liga de béisbol no era halagüeño con lo que Philip K. Wrigley, propietario de los Chicago Cubs, ideó una liga de sófbol femenino profesional para cubrir la posible ausencia de béisbol.

 

Cartel que animaba a las mujeres en EEUU a buscar trabajo durante la Segunda Guerra Mundial

Cartel que animaba a las mujeres en EEUU a buscar trabajo durante la Segunda Guerra Mundial

 
Teniendo en cuenta que los hombres iban al frente y las mujeres cubrían sus puestos de trabajo Wrigley encontró su analogía en el béisbol. Así nació la All-American Girls Professional Softball League, que no tardaría en cambiar su palabra Softball por Baseball a pesar de que se jugara un híbrido entre ambos deportes, la liga protagonista de la película “A League of Their Own”. Esta liga reclutó a jugadoras de las ligas de sófbol amateur bajo el paraguas de la ASA, de 200 que fueron a los tryouts fueron seleccionadas 60. Como se narra en la película, las jugadoras no solo eran elegidas por sus habilidades en el juego, también se buscaba que fueran muy femeninas y eran obligadas a asistir a clases de “encanto y etiqueta” y jugar con falda por encima de las rodillas con las heridas que eso conllevaba. Esta liga tuvo su récord de asistencia a los campos de 910.000 espectadores en 1948, siendo la primera liga profesional de sófbol/béisbol femenino.

 

La jugadora de la AAGPBL Marg Callaghan deslizándose en home. Opa-locka, Florida

La jugadora de la AAGPBL Marg Callaghan deslizándose en home. Opa-locka, Florida

 
Esta desbandada de jugadoras dejó a la liga de sófbol amateur maltrecha en su epicentro, Chicago. Los mejores equipos del estado no conseguían ganar los torneos nacionales, con lo que los sponsors decidieron crear una liga similar a la de Wrigley, la National Girls League, también profesional, menos “ultrafemenina” que la All-Girl de la que consiguieron atraer a algunas jugadoras, que abandonaron las faldas y volvieron a jugar con las normas del sófbol.

 

Jugadoras de la AAGPBL

Jugadoras de la AAGPBL

 
A pesar de la fuga de jugadoras a ambas ligas profesionales las ligas amateurs de sófbol siguieron su curso y volvieron a resurgir, pero no con tanta fuerza, cuando Japón se rindió el 2 de Septiembre de 1945. El público volvió a acercarse a los terrenos de juego y los torneos nacionales empezaron a recobrar su espíritu prebélico. Se volvieron a formar equipos, tanto masculinos como femeninos. La liga profesional era regional mientras que la amateur de sófbol no paraba de expandirse, contando ya con equipos de México y Puerto Rico.

La liga profesional All-American Girls dejó el sófbol, o el híbrido que allí se disputaba, para abrazar por completo el béisbol a principios de los 1950 y acabó desapareciendo en 1954 por insolvencia económica, al igual la National Girls Softball. Algunas jugadoras volvieron a la liga de sófbol amateur, otras abandonaron el deporte y las que intentaron entrar en equipos masculinos de béisbol vieron negada cualquier opción tras la norma que instauró la MLB en 1952 que prohibía que las mujeres jugaran en sus equipos, bajo el pretexto de que así evitaban su explotación, si bien este formalismo escondía el temor a que las mujeres pudieran jugar igual o mejor que sus compañeros. El nivel mostrado por las jugadoras de la All-American Girls Professional Baseball League puso la mosca tras la oreja de los ejecutivos de la MLB y cuando un equipo de las ligas menores de Harrisburg anunció el fichaje de una shortstop, Eleanor Engle, ante las protestas de umpires y de su manager, que no la quería en su equipo, aplicó la norma tan rápido como al día siguiente. Engle no llegó a debutar. Esta decisión se mantuvo hasta 1992, si bien desde entonces ninguna jugadora ha entrado en los rosters de los equipos de Liga Profesional.

 

Eleanor Engle no pudo debutar en la Liga Profesional

Eleanor Engle no pudo debutar en la Liga Profesional

 
Eran momentos delicados para ser mujer y practicar deporte. Las mujeres tenían más oportunidades que nunca para practicar deportes, con más equipos a escoger y más disciplinas que practicar en los Juegos Olímpicos, pero también se les presionaba para casarse y ser madre.

Los carteles que en la guerra alentaban a las mujeres a trabajar ahora se habían convertido en anuncios y libros que animaban a las casadas a tener la cena lista para cuando llegaba el marido de trabajar. Cuando la prensa dedicaba líneas al sófbol femenino alababa las grandes habilidades de las jugadoras en sus tareas domésticas. Por eso las que optaron por seguir adelante con su pasión por el sófbol fueron excepcionales y lucharon contra muchos estereotipos.

 

Anuncio de cerveza Schlitz de 1950

Anuncio de cerveza Schlitz de 1950

 
Los sesenta fueron años más propicios para el deporte femenino en EEUU gracias al crecimiento del movimiento por los derechos de las mujeres y llegaron a uno de sus puntos más álgidos en 1972 con la aplicación de la ley llamada “Title IX”, firmada por Richard Nixon y que, sin hacer referencia expresa al deporte y a la mujer, sí reafirmaba la igualdad de oportunidades de personas de cualquier raza y sexo.

La ley forzó a escuelas y universidades a ofrecer deportes femeninos, aunque tenían años para adaptarse, tiempo que asociaciones como la NCAA utilizó para intentar luchar contra esta legislación. Pero al final pasaron por el aro y el sófbol acabó de explosionar con la liga universitaria, más seguida en la actualidad en su versión femenina que masculina o con la liga profesional que se inauguró en 1976.

El camino ya estaba allanado, dentro de las dificultades que siempre han perseguido al deporte femenino, para que se crearan ligas tan potentes como la actual National Pro Fastpitch, antes Women’s Pro Softball League, que nació el mismo año en el que el sófbol entró por primera vez como deporte oficial olímpico, con EEUU llevándose merecidamente el Oro.

 

El equipo USA medalla de Oro de sófbol en los Juegos de 1996

El equipo USA medalla de Oro de sófbol en los Juegos de 1996

 
En el próximo capítulo abandonamos ya América y nos trasladaremos a Europa para intentar dilucidar cómo llegó a el sófbol a nuestro continente y en cómo lo tuvieron las europeas para practicarlo.

Artículo anterior:
Historia del sófbol femenino en España (I): El nacimiento del sófbol

Bibliografía:
“Fastpitch: The Untold History of Softball and the Women Who Made the Game” (Erica Westly, 2016)

Internet:
Sports Legend Revealed: Did a female pitcher strike out Babe Ruth and Lou Gehrig? (LA Times, 2011)
“Bloomer Girls” Baseball (History Colorado, 2018)
Women’s sports (Wikipedia)
History of Girls “Softball” Before IHSA Sponsorship (IHSA.org)
Jackie Mitchell and the Bloomer Girls (National’s Women History Museum, 2017)
Toronto Nymphs Shaking Out: 1930s photo spread of girl softball players (Girls of Summer: In Their Own League by Lois Browne, 2013)
On Eleanor Engle, who wasn’t allowed to play shortstop for the Harrisburg Senators (The J.G. Preston Experience, 2009)
TBT: 1996 Olympic Team Then and Now (Florida Softball, 205)

 

Si alguien dispone de información, imágenes, vídeos de la historia del sófbol femenino en España y quiere ayudarnos a completar este artículo, se agradecerá que contacte con nosotros en el mail prensa@rfebs.es

1 comentario

  • Jose Sordo 03 / 12 / 2018 Reply

    Buen trabajo Héctor.?
    ??

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