¿Por qué importa su estilo de arbitraje?

Ha sido uno de esos partidos. En cada pausa del juego, alguien de cada equipo se queja, y eso ni siquiera incluye a los entrenadores, que te han estado incordiando desde el principio. Si eso no es suficiente, también hay jugadores que se pelean entre ellos. Algunas veces las cosas se han calentado tanto que estaba cerca de convertirse en una pelea total. Y entonces la pelea pasa…

¡Necesitas un agujero donde meter la cabeza! Has hecho todo lo posible para controlar el clima del juego, pero dentro de ti estás alcanzando un punto de ebullición: ¡la luz de la señal de peligro está parpadeando!

Sabías que el partido tenía el riesgo de ponerse feo y fuera de control. Racionalizaste que eras “solo el árbitro” y no el director. Después de todo, es solo un partido, así que debes dejar que los jugadores hagan lo que mejor saben hacer: ¡jugar!

Con suerte, el partido comenzará y se acabará rápidamente, y podrás irte. Después de todo, si las cosas se pusieran tan mal, como están ahora, te jurabas que te impondrías, mostrarías a todos quién es el jefe y dominarías la situación. Lamentablemente, levantar el puño de hierro no parece funcionar. Demasiado tarde, las cosas están fuera de control.

¿Qué tipo de árbitro eres? Algunos creen que son los “momentos difíciles” los que definen quién eres realmente. Otros piensan que es al revés: tú defines quién y qué eres, y cómo percibes los momentos que estás experimentando. ¿Por qué permitir que las cosas se “pongan difíciles” o estén fuera de control cuando tienes la capacidad de liderar y gestionar? Después de todo, tú eres quien está allí para arbitrar y facilitar lo que ocurra en un partido.

Cuando se trata de arbitrar, ¿dejas que cada partido, la interacción jugador/entrenador te influya en quién eres como árbitro? ¿”te impones” en el juego al arbitrar o es al revés y el juego se “impone” a ti, quién o qué tiene realmente el control? Tal vez prefieras ser un líder efectivo y hacer lo mejor para gestionar el juego. Gestionar significa facilitar el juego de principio a fin.

Muchos árbitros se sienten cómodos con su propia piel y saben quiénes son como árbitros, de acuerdo con su estilo o su forma. No existe el estilo perfecto de arbitrar que funcione mejor para todos. Más bien, uno tiene que estar abierto a evolucionar y crecer como árbitro, porque el deporte está en constante evolución. ¿Estás listo a adaptar tu estilo para ser un mejor árbitro en el terreno de juego? ¿Sabes qué tipo de estilo de arbitraje se adapta mejor a ti o es en el que deseas crecer?

No hay duda de que si elegiste arbitrar, lo hiciste, al menos en parte, porque te gusta el deporte. Tal vez elegiste arbitrar porque sentiste que no eras lo suficientemente bueno para jugar profesionalmente o en un nivel amateur. Tal vez sentiste que había pasado tu mejor momento para competir y fue la mejor opción. Luego están los que disfrutan haciendo cumplir las reglas del deporte que les gusta. Una cosa es la razón que te llevó a convertirte en árbitro, pero es tu personalidad la que determina cómo actuarás y cómo te comportarás durante el partido, y cómo tratarás a los demás.

Los árbitros tienen tareas que desempeñar y hay expectativas y responsabilidades que deben cumplir. Además, el papel que juega el árbitro debe ser de “facilitador”, ya que hay muchas personalidades involucradas en cualquier partido que influyen en él. El árbitro rápidamente puede darle a un partido un carácter positivo o negativo basado en su propia influencia.

Siempre ten en cuenta que eres quien eres y que vas contigo vayas a donde vayas, incluso en el campo. Entonces, ¿quién eres cuando se trata de ser un árbitro?

¿Cuál es tu Estilo?

En términos generales, los árbitros pueden dividirse en tres estilos distintos: el autoritario, el democrático y “el que deja hacer” (enfoque de no intervención). También puedes caer dentro de un “estilo ecléctico”, usando una combinación de los tres estilos dependiendo de los diferentes partidos o equipos involucrados. Pero en su mayor parte, los árbitros caerán en un estilo concreto.

Árbitros Autoritarios.

A menudo, cuando escuchas el término autoritario, es más probable que pienses en términos de un “dictador”. Para aquellos que no están familiarizados con lo que es un dictador, básicamente se trata de un “o se hace a mi manera o a la calle”. Aplicando esto al arbitraje, es ese tipo de árbitro que se hace cargo de todo antes de que suene el primer silbato y muy probablemente hasta que suene el pitido final.

El árbitro autoritario decide cómo se va a llevar el juego y dicta no solo sobre los entrenadores y a ambos equipos, sino también a su propio equipo de árbitros.

A los que ayudan a arbitrar en el mismo partido, a menudo no les permite participar en el proceso de toma de decisiones. Hay reglas que son aplicables a cada deporte específico y, obviamente, se deben hacer cumplir.

Con árbitros autoritarios, que a menudo se refieren al reglamento, todo lo que ocurre está definido al 100% y no da lugar a lapsos. Si eres parte de un equipo de árbitros y el líder es autoritario, puedes sentir una presión adicional al saber que hay tolerancia cero para los errores y las meteduras de pata, lo que significa que tu objetivo es “arbitrar el juego perfecto”.

Aquellos que trabajan con árbitros autoritarios encontrarán que son personas “sí”. Lo que dice el árbitro principal es la ley de la tierra, no hay dobleces. Los jugadores y entrenadores aprenderán rápidamente que es menos probable que tengan el respeto de ese tipo de árbitro en su libertad para expresar opiniones o desagrados. Los árbitros autoritarios son más propensos a expulsar en un partido por discusiones u otras razones.

El problema con ese tipo de estilo de arbitraje es que la comunicación entre los árbitros y los entrenadores/jugadores, e incluso entre los propios árbitros, se ve comprometida. De hecho, a menudo crean conflictos, que se pueden ir de las manos rápidamente.

La gente quiere expresar sus opiniones y sentirse respetada y escuchada. Los estilos autoritarios son a menudo monólogos oficiantes, esos árbitros son los únicos que pueden hablar o ser escuchados. Cuando alguien siempre está gritando órdenes o diciendo cómo serán las cosas sin reconocer los sentimientos y las opiniones de los demás, no importa cuán poderoso pueda hacer sentir al árbitro, esto socava el respeto que el árbitro cree que está recibiendo.

Hacer cumplir las reglas es una cosa, pero actuar como un dictador oficiante es otra y tenderá a crear conflicto y agitación. Cuando arbitras con una mentalidad de “¡Haz lo que te digo o de lo contrario!”, no estás haciendo que el juego sea divertido para nadie.

Árbitros Democráticos.

Los árbitros democráticos toman en consideración los sentimientos y necesidades de los demás cada vez que arbitran un partido. Usar un estilo de arbitraje democrático significa que usted cree que las opiniones de otras personas son importantes, incluso cuando están equivocadas. En realidad, hay dos tipos de árbitros democráticos: los que facilitan y lideran con el ejemplo y los que permiten a los jugadores y entrenadores mandar en el flujo del partido.

Quienes lideran y facilitan con el ejemplo son árbitros que definen desde el principio del partido lo que se tolerará y lo que no. Básicamente, les dejan saber a los jugadores y entrenadores lo que se espera. En ese tipo de partidos el árbitro permite a los jugadores operar dentro de un sistema de lo que es aceptable y solo está ahí para hacer cumplir las reglas del juego y no para castigar.

Cada vez que surgen situaciones de confusión durante un juego, ese árbitro ofrece explicaciones y definiciones de las reglas y decisiones. Aclaran la situación en lugar de aumentar la confusión, porque responden las preguntas apropiadas. Los jugadores y entrenadores pueden dar su opinión y saben que se les escucha.

Hay árbitros de estilo democrático que permiten a los jugadores establecer el ritmo de un juego. Básicamente, les permiten a los deportistas dictar cómo se jugará un partido, incluso si es un partido tenso y agresivo, siempre y cuando las reglas no se violen y nadie se lastime. Pueden discutir lo que los jugadores pueden y no pueden hacer antes del partido, pero al final, a los jugadores se les permite esencialmente llevar el ritmo.

Esos árbitros no son vistos como presa fácil, sino que confían en que los jugadores y entrenadores se desempeñen de manera responsable y están listos para intervenir y imponer sanciones cuando sea necesario.

Árbitros que “Dejan Hacer”.

Los árbitros que “dejan hacer” (enfoque de no intervención) son la antítesis de los árbitros de tipo dictador. Mientras que a los dictadores les gusta tener el control total del partido, ser vistos y escuchados en todo momento, los estilos de “dejar hacer” agradecen la oportunidad de mezclarse y, rara vez, ser vistos y escuchados.

Ese tipo de arbitraje a veces se conoce como “permitir que los reclusos gestionen la prisión”. Los árbitros de tipo dictador les dejan saber a todos desde el principio quién es el director, mientras que los árbitros que “dejan hacer” son extremadamente pasivos.

Esos árbitros a menudo no son más que muñecos en el campo y rara vez demuestran suficiente autoridad o alguna. Ya sea debido a la falta de confianza en sus habilidades, o tal vez solo a la apatía porque no les importa la calidad de su arbitraje, el campo de juego es a menudo un lugar de confusión y caos. Cuando se trata de reglas y regulaciones, algunas se aplican (las obvias y evidentes) mientras que otras se pasan por alto.

A menudo, los partidos se les van de las manos porque hay una evidente falta de coherencia oficiante, así como por la frustración/ira de todos los participantes (jugadores y entrenadores). Los partidos suelen convertirse en un espectáculo secundario. Los árbitros que ejercen esa falta de autoridad son poco acogidos por los jugadores, entrenadores y otros árbitros en su deporte. Es probable que necesiten ser emparejados con un árbitro de una personalidad más fuerte para tener éxito.

Mejora tu Estilo.

Si otros árbitros, jugadores o entrenadores te describieran en términos de uno de los tipos de árbitros mencionados anteriormente, ¿qué crees que dirían sobre ti? Además, si tuvieras que decirle a los demás qué tipo de árbitros eres, ¿cómo te describirías?

Los tres estilos distintos de arbitraje explicados demuestran las características extremas de cada uno de ellos. Rara vez un árbitro se encuentra en el lado extremo de ser autoritario o del “dejar hacer”, ya que por lo general no durarán mucho en su deporte ni tendrán éxito. Los árbitros más eficientes son aquellos que operan desde la premisa de la democracia: hacer cumplir las reglas del deporte y ser un buen facilitador para todos los involucrados. La razón por la que son muy buenos árbitros es porque son comunicadores efectivos.

Si cae un poco en los estilos autoritario o de “dejar hacer”, puede evolucionar enfocándose en mejorar sus habilidades de comunicación. La comunicación es el sello distintivo de ser un líder exitoso al facilitar un juego. Los comunicadores efectivos escuchan lo que otros dicen y buscan aclaraciones cuando tienen dudas.

Arbitrar se basa en gran medida en la comunicación. Los buenos árbitros son buscadores de información. Siempre están cogiendo tanta información como pueden al observar y escuchar. Los líderes que hacen grandes facilitadores identifican que no hay dos personas o situaciones iguales. Ese mismo principio se aplica a los árbitros al tratar todos los partidos y aquellos involucrados como únicos.

Cuando adopta ese enfoque, se abre a las posibilidades y acepta los cambios continuos. De eso se trata ser un árbitro democrático: ver todos los aspectos del juego y adaptarse.

Fuente: https://www.referee.com/officiating-style-should-embrace-personal-growth/
Traducción: Nacho Pardo

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